miércoles, 8 de julio de 2009

La Hipocresía Hispano Americana

Tras el aparente Golpe de Estado en Honduras, la Organización de Estados Americanos (O.E.A.) ha reaccionado con una rapidez y duraza sorprendentes, que contrastan fuertemente con sus silencios antes las violaciones a las libertades de prensa y a la propiedad privada en Venezuela y frente a las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos en Cuba, aun cuando contraría flagrantemente los principios democráticos que dice sostener la O.E.A. y son fundamento para castigar a Honduras. Contraste ofensivo a la razón Cuba es aceptada como potencial miembro de la O.E.A. y Honduras es suspendida por haber destituido a su Presidente.

Honduras, ha actuado de una manera no muy inteligente, tengamos en cuenta que contra Zelaya se alzaron el Congreso, la Corte Suprema, el Procurador General, la Fiscalía, la Contraloría General de la República, la Defensoría del Pueblo, el Tribunal Electoral, las Fuerzas Armadas, la Iglesia y hasta su propio partido político, el Liberal y su propio ministro de Justicia. Con éstos apoyos institucionales y con los abrumadores argumentos legales para proceder a una destitución y arresto conforme a derecho, donde el enjuiciamiento público daría a Honduras más respaldos que rechazos, el haber desterrado a Zelaya y haberle brindado la posibilidad de hacerse pasar por humilde víctima de militares trasnochados, constituye un error que ha comprometido seriamente la estabilidad de la República, por la cual, las instituciones se han atrevido a dar un paso elogiable si no fuera por sus errores de procedimiento.

En éste marco, que cobra dimensiones de culebrón barato, Presidentes hispanoamericanos deciden darse un paseo por Washington un 4 de Julio, con gastos pagos por sus respectivos Estados so pretexto de dar apoyos a un inocente presidente derrocado y dar muestras de hermandad latinoamericana y compromisos democráticos. Lógicamente, éstas demostraciones, son más para figurar que para ayudar. Ninguno de los miembros del cónclave bananero se preguntó seriamente ¿qué clase de Golpe de Estado es respaldado por todas las instituciones de un Estado a excepción, lógicamente, de la Presidencia? ¿Qué clase de militares dan un Golpe de Estado para no asumir el Poder? ¿Qué clase de Golpe de Estado es dado por militares que no condicionan a las instituciones civiles y que para mayor sorpresa, son relevados de toda responsabilidad por dichas instituciones civiles? No sólo no se han hecho éstos aprendices de estadistas bananeros dichas preguntas, tampoco se han planteado las posibilidades de gobernabilidad que un Presidente como Zelaya, con todas las instituciones de la República en su contra, puede tener en los pocos meses que de mandato le quedaban.

Hay que ser claros, si presidentes hispanoamericanos han marchado junto a Zelaya, ha sido por deseos de lograr protagonismos que de otra manera no logran, más que para aportar verdaderas soluciones al problema planteado y los que han tenido motivos menos exhibicionistas y más genuinos, Correa por ejemplo, ha sido por hermandad con el proyecto de demagogia totalitaria que su homólogo venezolano impulsa por el continente y que tenía en la figura de Zelaya, a un títere tan obediente como disciplinado. He aquí otro factor preocupante, la O.E.A. que tanto ha reclamado en variadas oportunidades la no intromisión en los asuntos internos de sus miembros, con dedo acusador a los Estados Unidos en general, no ha realizado ninguna condena frente a las amenazas de invasión militar por parte de Venezuela a Honduras. De seguro, el mico bananero de Caracas está convencido que la mejor forma de ayudar al pueblo de Honduras es llevarle a su suelo una guerra que no hará distingos entre ricos y pobres, niños, mujeres y ancianos, simpatizantes de Zelaya y detractores a la hora de generar muertes.

¿Cuál hubiese sido una postura más lógica y racional por parte de la O.E.A.? El envío de observadores, la exigencia de adelantar las elecciones de noviembre con acuerdo de las partes involucradas en la contienda electoral, para la que, recodemos, Zelaya estaba inhabilitado legalmente de participar y lógicamente, la exigencia de entrega inmediata del gobierno a las nuevas autoridades electas. Estas medidas hubiesen sido rápidamente aceptadas por las nuevas autoridades hondureñas, hubiesen evitado sanciones económicas que no sólo afectan a la población hondureña, especialmente a los de bajos recursos, sino que se evitaría, por efecto rebote, dañar las economías de los países vecinos a Honduras, especialmente El Salvador, que ya registra una baja en la actividad económica por una reducción en los niveles de comercio con su vecino.

A nadie en la O.E.A. le ha interesado solucionar el problema, a nadie en la O.E.A le ha interesado evitar mayores daños a la población de escasos recursos de Honduras y los países vecinos y a todos les ha interesado sostener sus propios caprichos con desmedro de la institucionalidad básica que es necesaria a un correcto funcionamiento de un sistema democrático, que con suma hipocresía dicen sostener hombres como los hermanos Castro, Chávez y otros líderes bananeros.

Tal vez ya sea hora de cambiarle el nombre a la O.E.A. y llamarla O.E.B. Organización de Estados Bananeros

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